miércoles, 3 de diciembre de 2014

ya me convencí de que existís

Salir a caminar alguna vez por el centro a la noche y perdernos por ahí. Ir a ningún lado. Ir a recitales. Muchos. Conocer nuevas bandas. Hablar. Pero hablar en serio, eh. No de banalidades. Plantear opiniones sobre temas en serio. Decilo. Aunque me tengas que decir que son todos unos negros de mierda y que hay que matarlos uno por uno y que ahí me dé cuenta de que sos todo lo que está mal y no quiero nada más con vos y nazi de mierda salí de acá adiós para siempre.

Caminar por el Parque. Digo "Parque" en mayúscula porque es el mío, me pertenece pero sé prestarlo. Despertarnos un domingo a cualquier hora y que no importe nada, que no te tengas que ir a ningún lado. Que nos quedemos ahí. En la nada. En el todo.

Que entiendas que tengo formas raras de decir lo que me pasa, pero al fin y a cabo todos las tenemos, el denominador común es eso. Que te resulte tierno como me vuelvo loca con cualquier asunto banal sólo porque me parece divertido quejarse. Que te rías de mis chistes horribles porque es una de las maneras que encuentro de relacionarme con la gente. Que entiendas que lo anterior sólo es una excusa porque el motivo real es que soy una gorda de mierda y me encanta ver a la gente reír (ver-té). Que sepas que soy tímida pero hasta ahí. Que me recomiendes libros sabiendo de antemano que me van a gustar.

Que aparezcas.

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