viernes, 30 de diciembre de 2011

Que nunca se repita.

Me acuerdo de ese día. Estaba en la casa de un familiar. De repente, todo comenzó a ser desesperación. Pibes corriendo, familiares desesperados. No se sabía bien qué estaba pasando, pero lo que sí se sabía es que desde ese momento, la vida de mucha gente iba a cambiar.

194 pibes. Pibes como vos, como yo, como tu hermano, como tu vecino. Pibes que lo único que querían era seguir a su banda, sentir una vez más esa alegría que a muchos nos transmite el rock.

Se contrapusieron dos valores. Los de quienes prendieron la bengala, los de quienes cerraron la puerta de emergencia con candados, los de quienes dejaron entrar a más gente de la permitida; y los de quienes al lograr salir de ese incendio, arriesgaron su vida para salvar a otros. Otros que seguramente eran desconocidos, pero que compartían algo: eran víctimas de políticos,de un dueño irresponsable, la inconciencia de un pibe y la corrupción de los funcionarios que inspeccionaban el lugar y de  la policía (quien dejó entrar a más gente de la que estaba permitida).

Entonces, hagamos memoria. Por los pibes que murieron, por los que sobrevivieron, por los que arriesgaron su vida por salvar a un desconocido, por los padres que siguen reclamando justicia, y por los sobrevivientes que, aterrados por esa situación, se quitaron la vida. Y por supuesto, para que nunca más tengamos que vivir un episodio tan trágico en Argentina.

Por nosotros. Y por ellos.


Que lo escuchen los que creen que en su vida 
Nunca pagarán los costos que le implican. 
Que se olviden de su intrepida malicia.
Y que nunca, que nunca se repita.