jueves, 5 de marzo de 2015

Silencio. (Asociación libre. 3/3/2015)

2 de la mañana. Me hago un café y mi mente se libera un poco, como si la cafeína fuera una inyección contra todos los pensamientos de mierda que tenía antes de prepararlo. Tengo ganas de fumarme un pucho pero a la vez no, porque dije que no lo iba a hacer más.

Hay tantas cosas que digo que no voy a hacer más y sin embargo vuelvo a ellas... Igual, me gusta. Me gusta volver a algunas cosas. Elijo volver a algunas cosas. Odio a la gente que no asume sus elecciones: "Yo elegí volver a hacer algo. Yo me puse en ese lugar". ¿Ves? Ya me voy al carajo, ya vuelvo a pensar, vuelvo a todo.

No sé... creo que la madrugada tiene eso. Como un silencio, un ritmo distinto. La noche tiene un ritmo distinto. Como si las luces apagadas nos quisieran decir algo. Como si las voces apagadas nos quisieran decir algo. Como si una única voz que se escucha hablando en la madrugada sirviera para algo. Como si todas estas conclusiones que tengo sirvieran para algo. Es raro... a veces creo que todo esto lo podría juntar y hacer un libro estúpido del que en unos años me reiría, a veces creo que es una catarsis hermosa. No sé, no sé si sirve de algo.

Hablar, ¿Hablar sirve de algo? Es como dice Gustavo, "si el lenguaje es otra piel, toquémonos más" ¿Por qué tanto hablar? ¿Qué tanto hay que hablar? ¿Por qué tenemos que hablar y hacer de cuenta como si nos interesara qué hiciste hoy? lo único que nos interesa es encontrarnos en un parque con alguien y que nos podamos quedar en silencio.

¿Hay algo más lindo que el silencio? ¿Hay algo más lindo que las personas que respetan los silencios?

Pero ojo, también quiero hablar. Sí, todos queremos hablar, queremos saber del otro, si el otro nos interesa ¿Pero qué pasa cuando alguien te habla todo el tiempo y no encontrás silencio, no encontrás respeto por tu silencio? ¿Hay algo más violento que el no respeto por un silencio?

Silencio.

Igual hay silencios que molestan. Los silencios que confunden. Los silencios que nos dejan...en la nada. Pero esa nada que sabemos que es nada, no esa nada que se disfraza de todo, ese todo que se disfraza de nada. Esa nada que sabemos que es... eso. Ese silencio que nos lleva a la quietud, al sentirse... pesado. A sentirse... como con una mochila enorme que nos contractura, que nos deja tomando café a las 2 de la mañana y hablando de pelotudeces. 

Esa mochila de silencios. Esa mochila de todos los silencios que recolecté por no saber decirlo, por no saber expresarlo. Por no saber gritar: "Salgamos un día al parque y quedémosnos en silencio."

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