sábado, 6 de abril de 2013

Para mí siempre hay otra canción

Hola. Hacía mucho que no escribo. Y esta entrada tampoco va a ser demasiado productiva, creo.

Comienza una etapa de catarsis, de composición. De fragilidad. 
¿de fragilidad? todas las etapas son de fragilidad, por el simple hecho de que somos frágiles.

Y lamentablemente siempre van a estar esas situaciones que nos recuerden lo frágiles que somos. No, lamentablemente no. Son necesarias esas situaciones. Para entender un poco más quiénes somos, y a dónde vamos. 

Me sorprende día a día -y me sorprende gratamente- lo liberador de escribir. Ayer estaba mal, muy mal. Y escribí una canción. Y sentí que una parte de mí quedó ahí. Me saqué un peso de encima. Tampoco voy a decir que componer solucionó completamente el problema, pero lo transformó. Transformó la mierda en poesía.

Porque creo que la poesía es un poco eso, ¿no? Transformar esos sentimientos de mierda en algo un poco más lindo, o por lo menos algo más estético.

Porque para nosotros: los conflictuaditos, los "está todo bien"; escribir significa mucho. Significa hablar. Contar lo que nos pasa. 

Bendita sea la escritura. Que nos seca las lágrimas y las transforma en estrofas.

-upa, alta frase.- 

Me voy a escribirla.

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