VI
Empezaba a anochecer en Buenos Aires.
Sandoval seguía en la comisaría, y como si esto no fuera suficiente para
ponerse de mal humor, se había quedado sin cigarrillos. Todos allí estaban con
un humor de perros. Para colmo, Rengato descargaba su mal humor en López.
-A ver, López, traeme las fotos y
declaraciones.
López obedeció, aunque estaba abatido.
-¿Cambia algo tratar como el orto al pibe?
-No me jodas, Sandoval. Además, actúa mejor
bajo presión. No rompas las bolas.
López ubicó las fotos en una pizarra y le
alcanzó al comisario las declaraciones.
- Repasemos las declaraciones. El dueño del
primer negocio, declaró que
Manuel Retico salió a eso de las 9pm a
repartir un plato de carne al horno. La dirección le sonó sospechosa, no sabía
bien por qué. El pedido fue hecho por un hombre que, por la voz, parecía de
unos 50 años. Los empleadores de Paulo Ferapi y Nicolás Sperly declararon algo
parecido. El mismo modus operandi, la misma voz. Pero distintas direcciones.
La primer casa pertenecía a una serie de 5
duplex que eran alquilados por una señora mayor, Laura Algreibe. Declaró que
esa casa había sido alquilada por un hombre de unos 50 años. Lamentablemente,
no tenía contrato de alquiler, pero nos dio un nombre. “Se llamaba Sergio. Un
hombre simpático. Pagó en efectivo por dos días. Me pareció un poco rara la
cantidad de tiempo, ya que siempre quienes alquilan aquí lo hacen por más
tiempo. Pero el hombre no me generó desconfianza”.
La segunda escena del crimen se parecía
bastante a la primera. Alquilada. Lo que nos “esperanzó” fue que el dueño dio
el mismo nombre: Sergio. Y dio una descripción, poco detallada pero descripción
al fin.
La tercera escena del crimen fue un poco
más arriesgada. Un hotel. Lógicamente, más arriesgada por el hecho de que
“Sergio” no estaba solo: tenía muchos vecinos, osea, testigos. No sólo eso,
sino que también debía inventar un nombre y tener documentación falsa para
poder anotarse en el hotel.
Se anotó como “Jorge Perr”, las
documentaciones parecían auténticas y así logró pasar desapercibido.
Janrey, el dueño del hotel, declaró haber
visto llegar a la tercera víctima, Nicolás Sperly. Éste dio el número de
habitación y se dirigió allí. Nos pareció extraño que Janrey lo haya dejado
pasar, en lugar de recibir él mismo la entrega. Pero declaró que así se lo
había pedido Sergio. Luego de unos minutos, se alarmó al ver que Sperly no
volvía, y se dirigió a la habitación. Allí encontró a la víctima, tal como la
encontramos nosotros; y observó que la ventana estaba abierta. Sergio había
escapado y se llevó consigo todas sus pertenencias, además de hacer una
limpieza intensiva del lugar.
-Por lo que nos cuenta acerca de la tercera
escena, el asesino empezó a sentirse con más confianza. Ahora no solo los
recibió en la puerta de su casa, sino que también se hospedó en un hotel, donde
había muchos testigos. Esto nos dice que “Sergio” comenzó a tener más confianza
en sus métodos, comenzó a sentirse un profesional.-exclamó Sandoval, un poco
preocupado.-
-¿Y eso qué quiere decir?
-Rengato, no quiero sonar pesimista. Pero
si el asesino está confiado, va a ser mejor que lo encontremos antes de que
aparezca una nueva víctima.
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