martes, 9 de abril de 2013

La música que escuchan todos [@Zabodice]


Cuando recién conocemos a una persona usamos un formulario predeterminado. Ese en el que se encuentran las típicas preguntas. “¿Cómo te llamas?”, “¿De dónde sos?”, “¿Cuántos años tenes?”, “¿Qué haces por acá?”. Esa metralleta de inquietudes terminan siendo simples formalismos que estamos obligados a utilizar para no parecer unos locos de mierda. A veces me gustaría poder ir por la calle y decirle de la nada a alguien “¿qué música escuchas?”. Según su respuesta tal vez me interese saber cómo se llama, de donde es, cuántos años tiene, o que hacía pasando por ahí en ese momento. La música nos define.
No debería ser tan raro darle tanta importancia a la música que escucha el otro. Si hay gente que evita discutir conmigo de política por mis opiniones ¿por qué no puedo yo evitar a una persona por los discos que influyeron en su vida? ¿Cómo podría iniciar una verdadera amistad o relación con una persona a la que los Beatles no le parecen “una gran cosa”? Hay personas que no tienen un disco favorito. Hay personas que no tienen una banda favorita. Hasta hay personas que nunca se emocionaron viendo un show en vivo ¿Soy al único que le parece que las vidas de estas personas probablemente sean horribles? 
Si vivís sin poder sentir la música es porque algo muy malo hiciste en tu vida anterior. Lamento ser yo quien te lo diga. Probablemente ya lo sepas. Es muy fácil distinguirte, sos esa persona que cuando le preguntan que escucha se apura a decir “un poco de todo”. Ojo, a no confundir, hay gente que realmente escucha “un poco de todo”, es fácil distinguirlos porque inmediatamente después de esa frase comienzan a enumerar con emoción un millón de bandas. No lo hacen para presumir su conocimiento, sino para compartirlo y disfrutar de la coincidencia. 
También existen quienes intentan mostrar superación para ocultar la vergüenza de nunca haber encontrado su canción. Esos que te dicen “no escucho mucha música, soy más de ver películas” como si fuera algo parecido. Por más cinéfilo que alguien pueda ser, ¿se imaginan estar días, semanas, meses viendo la misma película porque les voló la cabeza?, ¿se imaginan viendo la misma escena en un loop eterno? Son dos artes, pero tienen significados diferentes en la vida.
Uno podría contar su vida en discos. Si hablara con una persona y me dijera que escuchaba cuando tenía ocho años podría describir perfectamente a sus padres y la educación que le dieron. Si me contara a que recitales iba durante su adolescencia podría decirle sus calificaciones en el secundario, como era su grupo de amigos y si la persona que le gustaba le daba bola o no. Si me contara cuando se volcó a los cantautores le podría decir “está todo bien, todos alguna vez tuvimos un corazón roto”. Si me contara a que edad el Flaco dejó de parecerle un plomazo para disfrutarlo como la poesía más soberbia que dio este país, sabría cuando maduró.
A veces me gustaría ser un loco de mierda. A veces me gustaría que perdamos menos el tiempo.

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