Me di cuenta que no existe la esencia. Que no tengo una esencia, que nunca la tuve. Que "conservar la esencia" o "no venderse" es otra cosa, tiene que ver con principios, y no con una esencia. Que todos tenemos principios, ideas, pero a fin de cuentas somos lo que los demás hacen en nosotros. Ojo eh, no estoy queriendo decir que los otros nos modelan, nos hacen a su antojo; sino que las actitudes de los demás crean en nosotros ciertas conductas, regidas claramente por nuestros principios. Por ejemplo, una persona acostumbrada a perder, es probable que siempre espere eso, una derrota. Alguien que fue cagado, es posible que espere que cualquier persona lo cague.
Pero en sí, no hay una esencia. No hay un "yo mismo". Por lo tanto no hay un "estoy volviendo a ser yo misma", sino que estoy volviendo a mutar, a cambiar ciertas cosas. A tratar de tirar toda la mierda que tuve por tanto tiempo.
Mutar para ser mejor, diría Lisandro.
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