Porque ya sé que era harapos. Que tenía una rasta, que tenía una banda de reggae y pensaba que éramos lo mejor del mundo, que me vestía mal. ¿Pero sabés lo que pasa? Estaba convencida de que lo que estaba haciendo estaba bien. Escribía una canción y sentía que podía cambiar el mundo. Leía a Galeano y creía en las utopías, quería llevarme el mundo por delante. Pero lo que más extraño, es que creía realmente en lo que hacía. Que más allá de lo que después pasó, en ese momento, en ese preciso instante, en ese presente, sentía que podía hacer lo que quisiera.
Y hoy no me pasa, o me pasa menos. No me pasa casi nunca. Creo que son contadas con una sola mano la cantidad de veces que me pasa ahora. Me pasa cuando leo algo sobre psicología, me pasa cuando escribo una canción. Y alguna que otra vez.
Eso extraño. Estar convencida de que lo que estoy haciendo está bien. No sé bien cuándo me convertí en un container de dudas.
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