Cuando era chica (4, 5 años) era bastante caprichosa. Rompía las pelotas para conseguir las cosas, pero por suerte pocas veces las conseguí. Sí, por suerte. Seguiría siendo caprichosa si mis viejos hubiesen cumplido todos mis caprichos.
Y también me enojaba mucho, por boludeces. Hasta que un día, una tía con la que casi no tengo contacto, riéndose, me dijo: "es gracioso, porque se enoja con alguien y se enoja por todos".
No sé si ahí entendí bien lo que me estaba diciendo, pero siempre me acuerdo de esa frase. Y me sirvió bastante.
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