sábado, 1 de septiembre de 2012

Manual para discapacitados emocionales [La columna de Zabo]



Tendría que haber entendido a tiempo. Tendría que haber sido más honesto conmigo mismo. Tendría que haber aceptado que no quedaba otra que separarnos la primera vez que decidimos que eso era lo mejor. Ya no había un “nosotros” pero yo seguía insistiendo. ¡Qué pelotudo! Es doloroso imaginar lo diferente que podrían haber sido las cosas si te hubiera hecho caso cuando dijiste “vos por tu lado, yo por el mío y todos felices”. Tendría que haber entendido a tiempo.

Hoy yo soy feliz por mi lado y vos por el tuyo. O eso es lo que me cuentan quienes aun te ven de vez en cuando. Quienes te cruzan en esos lugares a los que yo ya no voy por miedo a cruzarte. A veces me gustaría llamarte por teléfono y decirte “Che, lo logramos. Qué loco, ¿no? Justo nosotros dos, los socios vitalicios del drama y la infelicidad”. Como me gustaría poder volver a reírme con vos y recordar juntos todo lo que tuvimos que pasar para convertirnos en lo que somos ahora: dos discapacitados emocionales recuperados.

Desde que nacemos tratan de inculcarnos a través de los cuentos que nuestro comportamiento tiene que asemejarse al de los valientes y educados príncipes si queremos salir triunfantes en la búsqueda de nuestro “…y vivieron felices por siempre”. Nos bombardearon con ejemplos de parejas que superaban cualquier tipo de obstáculos pero no nos dieron ni uno solo donde el protagonista diga “Listo, hasta acá llegué, ¿sabes? Prefiero seguir peleando contra dragones usando ésta espada de mierda que intentar hacerte entrar en razón que todo lo que hice hasta el momento fue tratar de que seas feliz. Pero a vos nada te alcanza. Me cansé. Matate”.

A pesar de lo que creas (o de lo que intentes convencerte): el objetivo de contar nuestra historia nunca fue vengarme de vos. Incluso, notarás que cada vez que lo hice traté de realizar cambios significativos para evitar el hacerte pasar por situaciones incomodas. En parte lo hice porque no quería que te ofendas aun más, pero en realidad lo que no quería es que me demandes legalmente. El punto es que el fin de hacer públicos los peores momentos de nuestra  relación es entregarle al mundo un manual de cómo no deben hacerse las cosas: quien esté en busca de su “…y vivieron felices por siempre” puede tomar mis columnas como guía para saber que cosas tiene que evitar si quiere llegar a su objetivo.

El otro día una chica me dijo “me siento re identificada con lo que escribís” y yo solo atiné a darle mi pésame. Pobre, necesita ayuda. Como alguna vez la necesitamos nosotros dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario